martes, 4 de octubre de 2011

SAN COLUMBANO - COMPASIÓN PARA LOS ANIMALES



Los santos aman y respetan a todos los animales porque Dios es su Creador y cuida de ellos. A veces, como San Francisco o Santa Brígida, tienen especial poder sobre los animales o un extraño poder sobre ellos.

He aquí la notable historia de San Columbano y la grulla que había venido de Irlanda.

"Y otra vez ocurrió que, mientras el santo vivía en lona, hizo venir a uno de sus hermanos religiosos para hablarle. "Anda, a partir de hoy, tres días hacia el oeste de esta tierra y siéntate de madrugada en la playa y espera; pues tres horas después de la puesta del sol llegará volando de la costa norteña de Irlanda un extraño huésped, una grulla, empujada por el viento y alejada de su rumbo natural por el aire: cansada y agotada caerá en la playa a tus pies y quedará allí tendida, perdida casi toda su fuerza. Levántala amorosamente y llévala a la granja cercana: procura que la reciban bien allí y que le prodiguen toda suerte de cuidados durante tres días y tres noches; y una vez transcurridos los tres días, ya recobrada y poco dispuesta a demorarse por más tiempo con nosotros en nuestro retiro, emprenderá de nuevo el vuelo hacia aquella vieja y dulce tierra de Irlanda de donde vino, con despliegue de vigor una vez más; y si yo la recomiendo tan encarecidamente a tus cuidados, es porque en aquella tierra donde tú y yo crecimos, nació ella también."

El hermano obedeció, y al tercer día, tres horas después de la puesta del sol, se detuvo allí donde le había sido mandado en espera del prometido huésped que había de llegar, y cuando llegó y cayó en la playa, él la tomó y la llevó a la granja y le dio de comer, hambrienta como estaba. Y habiendo el hermano aquella tarde regresado al monasterio, el santo le habló, no como interrogatorio, sino como de algo ya transcurrido. "Que Dios te bendiga, hijo mío -dijo él-, por tus bondadosos cuidados en favor de ese huésped peregrino, el cual no permanecerá mucho tiempo en su destierro, sino que pasadas tres puestas de sol, regresará a su propio país."

Y las cosas ocurrieron tal como el santo las había predicho, pues al cabo de tres días de permanecer en casa, y estando junto a ella su hospedero, emprendió la grulla su primer vuelo hacia lo alto del cielo, y después de unos instantes de otear el horizonte para orientar su camino, se lanzó en línea recta por el tranquilo mar hacia Irlanda, estando el tiempo en suma calma."

Debemos ser bondadosos para con los animales, pero no hasta el punto de que nos arrebaten y nos hagan olvidar el ser buenos con los seres humanos.

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